Existe un temor considerable entre la población a las hernias discales y eso se hace patente en la consulta casi a diario, ya que ante la aparición de algún dolor los pacientes me hacen la pregunta de "¿No tendré una hernia discal?". Hoy me gustaría escribir algo sobre ese tema.
En primer lugar está entender qué es una hernia discal. La columna vertebral está compuesta por una serie de vértebras, que son huesos, entre las que se encuentran unos discos fibrosos denominados discos intervertebrales. Estos discos, mirados por la parte plana, tienen un aspecto similar al de una cebolla cortada a la mitad. Están compuestos por una serie de "aros" de tejido fibroso unos dentro de otros, formando el anillo fibroso. La diferencia con la cebolla es que en el disco, la parte central está ocupada por una especie de gelatina (núcleo pulposo) que sirve para absorber las fuerzas.
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Imagen de un disco intervertebral sano |
Dentro de las patologías de los discos intervertebrales las hernias discales son probablemente las más conocidas y temidas, pero ¿sabemos en qué consisten?.
Si volvemos a la imagen del disco con su anillo fibroso compuesto de varias capas y el núcleo pulposo en el centro, vamos a imaginar que las distintas capas del anillo fibroso se rompen dejando un agujero por donde escapa el núcleo pulposo. Eso es lo que se denomina hernia discal.
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Hernia de disco |
Hay una fase previa o menos grave que la hernia en la que el disco está dañado y "abombado" por uno de sus lados pero el núcleo pulposo no se escapa. Es lo que se denomina protusión discal.
Hay que tener en cuenta que según algunos estudios, entre el 30 y el 60% de las personas que no tienen ningún síntoma (dolor, adormecimiento...) tienen hernias o protusiones discales, que en ocasiones se reabsorben espontáneamente. Por tanto podemos decir que probablemente la mayoría de las hernias y protusiones discales son asintomáticas y la mayoría de las personas las padecen o han padecido en algún momento de su vida sin saberlo.
Por otra parte, y teniendo en cuenta estos datos, podemos llegar a la conclusión de que pueden existir ciertos síntomas como dolor lumbar y que una resonancia muestre una hernia discal sin que ambas cosas estén relacionadas. O lo que es lo mismo, la hernia discal NO tiene por qué ser necesariamente la causa del dolor y de otros síntomas.
Existen síntomas, como determinados tipos de dolor, que en ocasiones se pueden confundir con los de una hernia discal y tienen su origen, por ejemplo, en puntos gatillo miofasciales.
Los síntomas más comunes de las hernias discales son:
- Dolor en la zona del disco dañado
- Dolores radiculares (en las piernas si se trata de una hernia lumbar y los brazos si la hernia es cervical)
- Hormigueo en piernas o brazos o éstos se quedan dormidos
Para el diagnóstico generalmente se realiza una resonancia magnética, pero deben incluirse también los síntomas y realizar una exploración completa contemplando todas las posibilidades para determinar que la hernia sea responsable del cuadro que presenta el paciente.
En cuanto al tratamiento, algunas técnicas de fisioterapia, el tratamiento Atlasprofilax®, el ozono y otros tratamientos dan muy buenos resultados en muchos casos, pero en otros hay que recurrir a la cirugía, que en mi opinión debería considerarse exclusivamente como último recurso.
Curiosamente, mientras estaba escribiendo este artículo, un amigo fisioterapeuta me ha enviado este vídeo que me parece muy interesante y recomiendo ver.
Como siempre, espero que os haya sido útil!!
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