Por fin llegó el buen tiempo y con él las ganas de hacer deporte o las prisas por adelgazar para el verano, con lo que muchas personas que durante el invierno se han movido poco empiezan a correr, jugar al padel, salir en bici, etc.
Los primeros días llegarán sin duda las famosas agujetas, como todo el mundo conoce comúnmente al denominado más técnicamente Dolor Postejercicio de Aparición Retardada o Dolor Muscular de Aparición Tardía, que consisten en un dolor muscular que aparece a las 24-48 horas de haber realizado una actividad física a la que no estamos acostumbrados. La aparición del típico dolor que todos conocemos viene acompañada de una especia de cansancio del músculo y dificultad para movernos. El dolor no suele durar más de 5 días.
Este dolor puede aparecer incluso en personas entrenadas por el simple hecho de introducir algún cambio en sus gestos deportivos o actividades habituales, como un cambio en la rutina de entrenamiento.
Existen muchas teorías y mitos sobre el origen de este dolor y sobre cómo evitarlas pero no parecen muy acertadas.
La antigua teoría de la acumulación de ácido láctico que cristaliza dentro del músculo está desechada desde hace ya bastante tiempo. Sin embargo, sí puede ser que el aumento de la acidez que se produce durante el esfuerzo influya en la aparición de las agujetas.
La teoría más aceptada en la actualidad es que durante el ejercicio se producen una serie de microrroturas en las fibras musculares. Estas microrroturas serán las responsables de producir el dolor y la inflamación característicos.
¿Cómo evitar las agujetas?
Lo primero es empezar por lo más lógico y sensato, que es comenzar la actividad física o deportiva con mesura, con periodos de descanso adecuados y ejercicios e intensidades adaptadas a nuestro nivel físico, e ir incrementando progresivamente los tiempos e intensidades de la actividad.
Además, como siempre, parece ser que un buen calentamiento previo y unos estiramientos suaves al terminar de hacer ejercicio ayudan con la prevención (también ayuda a prevenir lesiones más graves). Algunos deportistas de élite sumergen su cuerpo en agua muy fría después de entrenar con el fin de que no aparezca este “problema”.
Un mito que corre por ahí y que todos hemos oído es que si tomamos agua con azúcar tras el esfuerzo evitamos las agujetas, pero esto no tiene mucho sentido y no es eficaz. Lo único que conseguiremos con esto es elevar los niveles de glucosa en la sangre.
Una vez que las agujetas han aparecido, no debemos desistir de hacer ejercicio. Parece que realizar ejercicios muy suaves o correr con poca intensidad puede ayudar a disminuir el dolor. Existen técnicas de masaje suaves que también son eficaces para recuperarse cuanto antes.
Como siempre, espero que os haya sido útil!!
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